No cabe duda que a todos los lectores y no lectores de este blog les ha sucedido esto, por lo menos alguna vez en su vida y saben de cierto que es una terrible mezcla de sentimientos y preocupaciones, no sabes si reír o llorar, pero tienes la certeza de que ahora no estas seguro en cualquier sitio donde te encuentres (antes solo lo sospechabas por lo que el vecino o la amiga te decían lo que les había sucedió) y te has convertido en un miembro mas de los crecientes índices de violencia en el país.
Pero mas allá del propio acto de violencia al que fuiste sometido, existe otro aspecto que asimilar,el siguiente, y no hablo de si denunciar o no, por que la experiencia en un ministerio publico puede ser aun peor y no llevarte a nada (no es que esté en contra de las leyes del país, pero puede que en tu interior no consigas ninguno sentimiento gratificante, sino por el contrario existe una alta posibilidad de que te sientas aun mas ultrajado), yo me refiero al papel de las personas a tu alrededor, incluso los testigos presenciales de un asalto.
Aqui les va mi historia (ocurrida ayer a las afueras de un paradero del metro) para que entiendan un poco de que les hablo:
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